EXTRACTO DE LA CARTA ENCÍCLICA
LAUDATO SI’
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN
LAUDATO SI’
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN
El
auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y supone el pleno respeto a
la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y «tener
en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado» (5)
La
creación se ve perjudicada «donde nosotros mismos somos las últimas instancias,
donde el conjunto es simplemente una propiedad nuestra y el consumo es sólo
para nosotros mismos. El derroche de la creación comienza donde no reconocemos
ya ninguna instancia por encima de nosotros, sino que sólo nos vemos a nosotros
mismos»(6).
Una
ecología integral requiere apertura hacia categorías que trascienden el
lenguaje de las matemáticas o de la biología y nos conectan con la esencia de
lo humano. (11)
CAPÍTULO
PRIMERO
LO QUE LE
ESTÁ PASANDO A NUESTRA CASA
Contaminación y cambio climático
Nos
cuesta reconocer que el funcionamiento de los ecosistemas naturales es
ejemplar: las plantas sintetizan nutrientes que alimentan a los herbívoros;
estos a su vez alimentan a los seres carnívoros, que proporcionan importantes
cantidades de residuos orgánicos, los cuales dan lugar a una nueva generación
de vegetales. En cambio, el sistema industrial, al final del ciclo de
producción y de consumo, no ha desarrollado la capacidad de absorber y
reutilizar residuos y desechos. (22)
El
crecimiento del nivel del mar, por ejemplo, puede crear situaciones de extrema
gravedad si se tiene en cuenta que la cuarta parte de la población mundial vive
junto al mar o muy cerca de él, y la mayor parte de las megaciudades están
situadas en zonas costeras. (24)
Muchos
pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados
con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las
reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la
pesca y los recursos forestales. No tienen otras actividades financieras y
otros recursos que les permitan adaptarse a los impactos climáticos o hacer
frente a situaciones catastróficas, y poseen poco acceso a servicios sociales y
a protección. Por ejemplo, los cambios del clima originan migraciones de
animales y vegetales que no siempre pueden adaptarse, y esto a su vez afecta
los recursos productivos de los más pobres, quienes también se ven obligados a
migrar con gran incertidumbre por el futuro de sus vidas y de sus hijos. Es
trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la
degradación ambiental, que no son reconocidos como refugiados en las
convenciones internacionales y llevan el peso de sus vidas abandonadas sin
protección normativa alguna. Lamentablemente, hay una general indiferencia ante
estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La
falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un
signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes
sobre el cual se funda toda sociedad civil. (25)
La cuestión del agua
Mientras
se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares
avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía
que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua
potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque
determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el
ejercicio de los demás derechos humanos. (30)
Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación
social
En
algunos lugares, rurales y urbanos, la privatización de los espacios ha hecho
que el acceso de los ciudadanos a zonas de particular belleza se vuelva
difícil. En otros, se crean urbanizaciones « ecológicas » sólo al servicio de
unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una
tranquilidad artificial. Suele encontrarse una ciudad bella y llena de espacios
verdes bien cuidados en algunas áreas « seguras », pero no tanto en zonas menos
visibles, donde viven los descartables de la sociedad. (45)
Entre
los componentes sociales del cambio global se incluyen los efectos laborales de
algunas innovaciones tecnológicas, la exclusión social, la inequidad en la
disponibilidad y el consumo de energía y de otros servicios, la fragmentación
social, el crecimiento de la violencia y el surgimiento de nuevas formas de
agresividad social, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los
más jóvenes, la pérdida de identidad. Son signos, entre otros, que muestran que
el crecimiento de los últimos dos siglos no ha significado en todos sus
aspectos un verdadero progreso integral y una mejora de la calidad de vida.
Algunos de estos signos son al mismo tiempo síntomas de una verdadera
degradación social, de una silenciosa ruptura de los lazos de integración y de
comunión social. (46)
Inequidad planetaria
El
ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos afrontar
adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que
tienen que ver con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro del
ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del
planeta. … El impacto de los desajustes actuales se manifiesta también en la
muerte prematura de muchos pobres, en los conflictos generados por falta de
recursos y en tantos otros problemas que no tienen espacio suficiente en las
agendas del mundo (48)
Uun verdadero planteo ecológico se convierte siempre en
un planteo social,
que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para
escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres.
(49)
Culpar
al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de algunos es
un modo de no enfrentar los problemas. (50)
La
deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de
control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras,
los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes
reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más
ricos a costa de su presente y de su futuro. La tierra de los pobres del Sur es
rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos
para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de
relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso. (52)
Diversidad de opiniones
En
un extremo, algunos sostienen a toda costa el mito del progreso y afirman que
los problemas ecológicos se resolverán simplemente con nuevas aplicaciones
técnicas, sin consideraciones éticas ni cambios de fondo. En el otro extremo,
otros entienden que el ser humano, con cualquiera de sus intervenciones, sólo
puede ser una amenaza y perjudicar al ecosistema mundial, por lo cual conviene
reducir su presencia en el planeta e impedirle todo tipo de intervención. Entre
estos extremos, la reflexión debería identificar posibles escenarios futuros,
porque no hay un solo camino de solución. Esto daría lugar a diversos aportes
que podrían entrar en diálogo hacia respuestas integrales. (60)
CAPÍTULO
SEGUNDO
EL
EVANGELIO DE LA CREACIÓN
I. La luz que ofrece la fe
Si el solo hecho de ser humanos mueve a las personas a cuidar el
ambiente del cual forman parte, «los cristianos, en particular, descubren que
su cometido dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el
Creador, forman parte de su fe». Por eso, es un bien
para la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los
compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones. (64)
II. La sabiduría de los relatos bíblicos
Dios
niega toda pretensión de propiedad absoluta: « La tierra no puede venderse a
perpetuidad, porque la tierra es mía, y vosotros sois forasteros y huéspedes en
mi tierra » (Lv 25,23). (67)
De
ahí que la legislación bíblica se detenga a proponer al ser humano varias
normas, no sólo en relación con los demás seres humanos, sino también en
relación con los demás seres vivos: « Si ves caído en el camino el asno o el
buey de tu hermano, no te desentenderás de ellos […] Cuando encuentres en el
camino un nido de ave en un árbol o sobre la tierra, y esté la madre echada
sobre los pichones o sobre los huevos, no tomarás a la madre con los hijos » (Dt 22,4.6).
En esta línea, el descanso del séptimo día no se propone sólo para el ser
humano, sino también « para que reposen tu buey y tu asno » (Ex 23,12).
De este modo advertimos que la
Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se
desentienda de las demás criaturas. (68)
A
la vez que podemos hacer un uso responsable de las cosas, estamos llamados a
reconocer que los demás seres vivos tienen un valor propio ante Dios y, «por su
simple existencia, lo bendicen y le dan gloria»,
porque el Señor se regocija en sus obras (cf. Sal 104,31). Precisamente
por su dignidad única y por estar dotado de inteligencia, el ser humano está llamado
a respetar lo creado con sus leyes internas, ya que «por la sabiduría el Señor
fundó la tierra» (Pr 3,19). (69)
La
mejor manera de poner en su lugar al ser humano, y de acabar con su pretensión
de ser un dominador absoluto de la tierra, es volver a proponer la figura de un
Padre creador y único dueño del mundo, porque de otro modo el ser humano
tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses. (75)
III. El misterio del universo
Él,
de algún modo, quiso limitarse a sí mismo al crear un mundo necesitado de
desarrollo, donde muchas cosas que nosotros consideramos males, peligros o
fuentes de sufrimiento, en realidad son parte de los dolores de parto que nos
estimulan a colaborar con el Creador. (80)
Cuando
se propone una visión de la naturaleza únicamente como objeto de provecho y de
interés, esto también tiene serias consecuencias en la sociedad. La visión que
consolida la arbitrariedad del más fuerte ha propiciado inmensas desigualdades,
injusticias y violencia para la mayoría de la humanidad, porque los recursos
pasan a ser del primero que llega o del que tiene más poder: el ganador se
lleva todo. El ideal de armonía, de justicia, de fraternidad y de paz que
propone Jesús está en las antípodas de semejante modelo, y así lo expresaba con
respecto a los poderes de su época: «Los poderosos de las naciones las dominan
como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Que no sea así
entre vosotros, sino que el que quiera ser grande sea el servidor » (Mt 20,25-26).
(82)
IV. El mensaje de cada criatura en la armonía de todo
lo creado
La
multiplicidad y la variedad provienen «de la intención del primer agente», que
quiso que «lo que falta a cada cosa para representar la bondad divina fuera
suplido por las otras»,
porque su bondad «no puede ser representada convenientemente por una sola
criatura». … Por eso, nosotros necesitamos captar
la variedad de las cosas en sus múltiples relaciones.
Entonces, se entiende mejor la importancia y el sentido de cualquier criatura
si se la contempla en el conjunto del proyecto de Dios. (86)
V. Una comunión universal
A
veces se advierte una obsesión por negar toda preeminencia a la persona humana,
y se lleva adelante una lucha por otras especies que no desarrollamos para
defender la igual dignidad entre los seres humanos. Es verdad que debe
preocuparnos que otros seres vivos no sean tratados irresponsablemente. Pero
especialmente deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre
nosotros, porque seguimos tolerando que unos se consideren más dignos que
otros. Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria,
sin posibilidades reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué
hacer con lo que poseen, ostentan vanidosamente una supuesta superioridad y
dejan tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible generalizar sin
destrozar el planeta. Seguimos admitiendo en la práctica que unos se sientan
más humanos que otros, como si hubieran nacido con mayores derechos. (90)
VI. Destino común de los bienes
Todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva
social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados.
El principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal
de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es una «regla de oro»
del comportamiento social y el «primer principio de todo el ordenamiento
ético-social». (93)
Qué
significa el mandamiento «no matarás» cuando «un veinte por ciento de la
población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres
y a las futuras generaciones lo que necesitan para sobrevivir».
(95)
VII. La mirada de Jesús
Jesús
asume la fe bíblica en el Dios creador y destaca un dato fundamental: Dios es
Padre (cf. Mt 11,25). En los diálogos con sus discípulos,
Jesús los invitaba a reconocer la relación paterna que Dios tiene con todas las
criaturas, y les recordaba con una conmovedora ternura cómo cada una de ellas
es importante a sus ojos.(96)
Jesús
vivía en armonía plena con la creación, y los demás se asombraban: «¿Quién es
este, que hasta el viento y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). No
aparecía como un asceta separado del mundo o enemigo de las cosas agradables de
la vida. Refiriéndose a sí mismo expresaba: «Vino el Hijo del hombre, que come
y bebe, y dicen que es un comilón y borracho» (Mt 11,19). Estaba
lejos de las filosofías que despreciaban el cuerpo, la materia y las cosas de
este mundo. (98).
CAPÍTULO
TERCERO
RAÍZ
HUMANA DE LA CRISIS
ECOLÓGICA
I. La tecnología: creatividad y poder
Nunca
la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a
utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo. (104)
«La
posibilidad de que el hombre utilice mal el poder crece constantemente » cuando
no está « sometido a norma alguna reguladora de la libertad, sino únicamente a
los supuestos imperativos de la utilidad y de la seguridad».
El ser humano no es plenamente autónomo. Su libertad se enferma cuando se
entrega a las fuerzas ciegas del inconsciente, de las necesidades inmediatas, del
egoísmo, de la violencia. En ese sentido, está desnudo y expuesto frente a su
propio poder, que sigue creciendo, sin tener los elementos para controlarlo.
Puede disponer de mecanismos superficiales, pero podemos sostener que le falta
una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y
lo contengan en una lúcida abnegación. (105)
II. Globalización del paradigma tecnocrático
La
intervención humana en la naturaleza siempre ha acontecido, pero durante mucho
tiempo tuvo la característica de acompañar, de plegarse a las posibilidades que
ofrecen las cosas mismas. Se trataba de recibir lo que la realidad natural de
suyo permite, como tendiendo la mano. En cambio ahora lo que interesa es
extraer todo lo posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que
tiende a ignorar u olvidar la realidad misma de lo que tiene delante. Por eso,
el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para
pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un
crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas,
financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de
los bienes del planeta, que lleva a «estrujarlo» hasta el límite y más allá del
límite. Es el presupuesto falso de que «existe una cantidad ilimitada de
energía y de recursos utilizables, que su regeneración inmediata es posible y
que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza pueden ser
fácilmente absorbidos». (106)
La
especialización propia de la tecnología implica una gran dificultad para mirar
el conjunto. La fragmentación de los saberes cumple su función a la hora de
lograr aplicaciones concretas, pero suele llevar a perder el sentido de la
totalidad, de las relaciones que existen entre las cosas, del horizonte amplio,
que se vuelve irrelevante. Esto mismo impide encontrar caminos adecuados para
resolver los problemas más complejos del mundo actual, sobre todo del ambiente
y de los pobres, que no se pueden abordar desde una sola mirada o desde un solo
tipo de intereses. Una ciencia que pretenda ofrecer soluciones a los grandes
asuntos, necesariamente debería sumar todo lo que ha generado el conocimiento
en las demás áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social. (110)
La
cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y
parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del
ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación.
Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa
educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia
ante el avance del paradigma tecnocrático. De otro modo, aun las mejores
iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica
globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja
es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos
y más profundos problemas del sistema mundial. (111)
Nadie
pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar
la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos
y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados
por un desenfreno megalómano. (114)
III. Crisis y consecuencias del antropocentrismo
moderno
«No
sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando
la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada;
incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar
la estructura natural y moral de la que ha sido dotado».
(115)
Si
el ser humano se declara autónomo de la realidad y se constituye en dominador
absoluto, la misma base de su existencia se desmorona, porque, «en vez de
desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre
suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión de la naturaleza».
(117)
No
habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. No hay
ecología sin una adecuada antropología. … No puede exigirse al ser humano un
compromiso con respecto al mundo si no se reconocen y valoran al mismo tiempo
sus capacidades peculiares de conocimiento, voluntad, libertad y
responsabilidad. (118)
Dado
que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza
con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para
acoger a los seres débiles que nos rodean, que a veces son molestos o
inoportunos, si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa
de molestias y dificultades. (120)
El relativismo práctico
Si
no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de
los propios proyectos y de las necesidades inmediatas, ¿qué límites pueden
tener la trata de seres humanos, la criminalidad organizada, el narcotráfico,
el comercio de diamantes ensangrentados y de pieles de animales en vías de
extinción? ¿No es la misma lógica relativista la que justifica la compra de
órganos a los pobres con el fin de venderlos o de utilizarlos para
experimentación, o el descarte de niños porque no responden al deseo de sus
padres? Es la misma lógica del «usa y tira», que genera tantos residuos sólo
por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita. (123)
Necesidad de preservar el trabajo
El
trabajo debería ser el ámbito de este múltiple desarrollo personal, donde se
ponen en juego muchas dimensiones de la vida: la creatividad, la proyección del
futuro, el desarrollo de capacidades, el ejercicio de los valores, la
comunicación con los demás, una actitud de adoración. Por eso, en la actual
realidad social mundial, más allá de los intereses limitados de las empresas y
de una cuestionable racionalidad económica, es necesario que «se siga buscando
como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de
todos».
(127)
El
trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino
de maduración, de desarrollo humano y de realización personal. En este sentido,
ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para
resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida
digna a través del trabajo. (128)
Las
autoridades tienen el derecho y la responsabilidad de tomar medidas de claro y
firme apoyo a los pequeños productores y a la variedad productiva. Para que
haya una libertad económica de la que todos efectivamente se beneficien, a
veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y
poder financiero. (129)
Innovación biológica a partir de la investigación
El
respeto de la fe a la razón implica prestar atención a lo que la misma ciencia
biológica, desarrollada de manera independiente con respecto a los intereses
económicos, puede enseñar acerca de las estructuras biológicas y de sus
posibilidades y mutaciones. En todo caso, una intervención legítima es aquella
que actúa en la naturaleza «para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la
creación, la querida por Dios». (132)
Por
otra parte, es preocupante que cuando algunos movimientos ecologistas defienden
la integridad del ambiente, y con razón reclaman ciertos límites a la
investigación científica, a veces no aplican estos mismos principios a la vida
humana. Se suele justificar que se traspasen todos los límites cuando se
experimenta con embriones humanos vivos. Se olvida que el valor inalienable de
un ser humano va más allá del grado de su desarrollo. De ese modo, cuando la
técnica desconoce los grandes principios éticos, termina considerando legítima
cualquier práctica. Como vimos en este capítulo, la técnica separada de la
ética difícilmente será capaz de autolimitar su poder. (136)
CAPÍTULO
CUARTO
UNA
ECOLOGÍA INTEGRAL
I. Ecología ambiental, económica y social
Es
fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de
los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis
separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis
socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación
integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y
simultáneamente para cuidar la naturaleza. (139)
II. Ecología cultural
Las
soluciones meramente técnicas corren el riesgo de atender a síntomas que no
responden a las problemáticas más profundas. Hace falta incorporar la
perspectiva de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que
el desarrollo de un grupo social supone un proceso histórico dentro de un
contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores
sociales locales desde su propia cultura. Ni siquiera la
noción de calidad de vida puede imponerse, sino que debe entenderse dentro del
mundo de símbolos y hábitos propios de cada grupo humano. (144)
III. Ecología de la vida cotidiana
A
veces es encomiable la ecología humana que pueden desarrollar los pobres en
medio de tantas limitaciones. La sensación de asfixia producida por la
aglomeración en residencias y espacios con alta densidad poblacional se
contrarresta si se desarrollan relaciones humanas cercanas y cálidas, si se
crean comunidades, si los límites del ambiente se compensan en el interior de
cada persona, que se siente contenida por una red de comunión y de pertenencia.
De ese modo, cualquier lugar deja de ser un infierno y se convierte en el
contexto de una vida digna. (148)
La
posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y
con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología
humana. Si en un lugar ya se han desarrollado conglomerados caóticos de casas
precarias, se trata sobre todo de urbanizar esos barrios, no de erradicar y
expulsar. Cuando los pobres viven en suburbios contaminados o en conglomerados
peligrosos, «en el caso que se deba proceder a su traslado, y para no añadir
más sufrimiento al que ya padecen, es necesario proporcionar una información
adecuada y previa, ofrecer alternativas de alojamientos dignos e implicar
directamente a los interesados».
(152)
Nuestro
propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás
seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria
para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común,
mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica
a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio
cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una
verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su
femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el
encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don
específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse
recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la
diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma».
(155)
IV. El principio del bien común
Es
«el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las
asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la
propia perfección». (156)
V. Justicia entre las generaciones
Ya
no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se
requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos
nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la
humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone
en crisis el sentido del propio paso por esta tierra. (160)
CAPÍTULO
QUINTO
ALGUNAS
LÍNEAS DE ORIENTACIÓN Y ACCIÓN
I. Diálogo sobre el medio ambiente en la política
internacional
dado
que los efectos del cambio climático se harán sentir durante mucho tiempo, aun
cuando ahora se tomen medidas estrictas, algunos países con escasos recursos
necesitarán ayuda para adaptarse a efectos que ya se están produciendo y que
afectan sus economías. Sigue siendo cierto que hay responsabilidades comunes
pero diferenciadas, sencillamente porque, como han dicho los Obispos de
Bolivia, «los países que se han beneficiado por un alto grado de industrialización,
a costa de una enorme emisión de gases invernaderos, tienen mayor
responsabilidad en aportar a la solución de los problemas que han causado». (170)
II. Diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales
Dado
que el derecho a veces se muestra insuficiente debido a la corrupción, se
requiere una decisión política presionada por la población. La sociedad, a
través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, debe
obligar a los gobiernos a desarrollar normativas, procedimientos y controles
más rigurosos. (179)
Es
indispensable la continuidad, porque no se pueden modificar las políticas
relacionadas con el cambio climático y la protección del ambiente cada vez que
cambia un gobierno. Los resultados requieren mucho tiempo, y suponen costos
inmediatos con efectos que no podrán ser mostrados dentro del actual período de
gobierno. Por eso, sin la presión de la población y de las instituciones
siempre habrá resistencia a intervenir, más aún cuando haya urgencias que resolver.
Que un político asuma estas responsabilidades con los costos que implican, no
responde a la lógica eficientista e inmediatista de la economía y de la
política actual, pero si se atreve a hacerlo, volverá a reconocer la dignidad
que Dios le ha dado como humano y dejará tras su paso por esta historia un
testimonio de generosa responsabilidad. Hay que conceder un lugar preponderante
a una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y
dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias
viciosas. Sin embargo, hay que agregar que los mejores mecanismos terminan
sucumbiendo cuando faltan los grandes fines, los valores, una comprensión
humanista y rica de sentido que otorguen a cada sociedad una orientación noble
y generosa. (181)
III. Diálogo y transparencia en los procesos
decisionales
Hay
que dejar de pensar en «intervenciones» sobre el ambiente para dar lugar a
políticas pensadas y discutidas por todas las partes interesadas. La
participación requiere que todos sean adecuadamente informados de los diversos
aspectos y de los diferentes riesgos y posibilidades, y no se reduce a la
decisión inicial sobre un proyecto, sino que implica también acciones de
seguimiento o monitorización constante. Hace falta sinceridad y verdad en las
discusiones científicas y políticas, sin reducirse a considerar qué está
permitido o no por la legislación. (183)
Si
la información objetiva lleva a prever un daño grave e irreversible, aunque no
haya una comprobación indiscutible, cualquier proyecto debería detenerse o
modificarse. Así se invierte el peso de la prueba, ya que en estos casos hay
que aportar una demostración objetiva y contundente de que la actividad
propuesta no va a generar daños graves al ambiente o a quienes lo habitan. (186)
IV. Política y economía en diálogo para la plenitud
humana
La
salvación de los bancos a toda costa, haciendo pagar el precio a la población,
sin la firme decisión de revisar y reformar el entero sistema, reafirma un
dominio absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que sólo podrá generar
nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación. … La
producción no es siempre racional, y suele estar atada a variables económicas
que fijan a los productos un valor que no coincide con su valor real. Eso lleva
muchas veces a una sobreproducción de algunas mercancías, con un impacto
ambiental innecesario, que al mismo tiempo perjudica a muchas economías
regionales. (189)
Se
trata de abrir camino a oportunidades diferentes, que no implican detener la
creatividad humana y su sueño de progreso, sino orientar esa energía con cauces
nuevos. (191)
Sólo
podría considerarse ético un comportamiento en el cual «los costes económicos y
sociales que se derivan del uso de los recursos ambientales comunes se
reconozcan de manera transparente y sean sufragados totalmente por aquellos que
se benefician, y no por otros o por las futuras generaciones» (195)
Si
el Estado no cumple su rol en una región, algunos grupos económicos pueden
aparecer como benefactores y detentar el poder real, sintiéndose autorizados a
no cumplir ciertas normas, hasta dar lugar a diversas formas de criminalidad
organizada, trata de personas, narcotráfico y violencia muy difíciles de
erradicar. (197)
V. Las religiones en el diálogo con las ciencias
No
se puede sostener que las ciencias empíricas explican completamente la vida, el
entramado de todas las criaturas y el conjunto de la realidad. Eso sería
sobrepasar indebidamente sus confines metodológicos limitados. Si se reflexiona
con ese marco cerrado, desaparecen la sensibilidad estética, la poesía, y aun
la capacidad de la razón para percibir el sentido y la finalidad de las cosas. … Los principios éticos que la razón es capaz de
percibir pueden reaparecer siempre bajo distintos ropajes y expresados con
lenguajes diversos, incluso religiosos. (199)
Por
otra parte, cualquier solución técnica que pretendan aportar las ciencias será
impotente para resolver los graves problemas del mundo si la humanidad pierde
su rumbo, si se olvidan las grandes motivaciones que hacen posible la
convivencia, el sacrificio, la bondad. En todo caso, habrá que interpelar a los
creyentes a ser coherentes con su propia fe y a no contradecirla con sus
acciones, habrá que reclamarles que vuelvan a abrirse a la gracia de Dios y a
beber en lo más hondo de sus propias convicciones sobre el amor, la justicia y
la paz. (200)
CAPÍTULO
SEXTO
EDUCACIÓN
Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA
I. Apostar por otro estilo de vida
El
ser humano «acepta los objetos y las formas de vida, tal como le son impuestos
por la planificación y por los productos fabricados en serie y, después de
todo, actúa así con el sentimiento de que eso es lo racional y lo acertado» (203)
Cuando
las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en su propia conciencia,
acrecientan su voracidad. Mientras más vacío está el corazón de la persona, más
necesita objetos para comprar, poseer y consumir. En este contexto, no parece
posible que alguien acepte que la realidad le marque límites. Tampoco existe en
ese horizonte un verdadero bien común. Si tal tipo de sujeto es el que tiende a
predominar en una sociedad, las normas sólo serán respetadas en la medida en
que no contradigan las propias necesidades. Por eso, no pensemos sólo en la
posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales,
sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión
por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo,
sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca. (204)
Sin
embargo, no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse
hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y
regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que
les impongan. Son capaces de mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar a la
luz su propio hastío y de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad. (205)
Siempre
es posible volver a desarrollar la capacidad de salir de sí hacia el otro. Sin
ella no se reconoce a las demás criaturas en su propio valor, no interesa cuidar
algo para los demás, no hay capacidad de ponerse límites para evitar el
sufrimiento o el deterioro de lo que nos rodea. (208)
II. Educación para la alianza entre la humanidad y el
ambiente
Recuperar
los distintos niveles del equilibrio ecológico: el interno con uno mismo, el
solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos, el espiritual
con Dios. La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el
Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo. (210)
La
existencia de leyes y normas no es suficiente a largo plazo para limitar los
malos comportamientos, aun cuando exista un control efectivo. … Sólo a partir
del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso
ecológico. … La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar
diversos comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado
del ambiente, como evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el
consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se
podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte
público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles,
apagar las luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y digna
creatividad, que muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar algo
en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones, puede
ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad. (211)
En
la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como
por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al
ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el
lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos,
íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal. En la familia se
aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir « gracias » como expresión de
una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o
la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos
de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del
respeto a lo que nos rodea. (213)
En
este contexto, «no debe descuidarse la relación que hay entre una adecuada
educación estética y la preservación de un ambiente sano».
Prestar atención a la belleza y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo
utilitarista. (215)
III. Conversión ecológica
Quiero
proponer a los cristianos algunas líneas de espiritualidad ecológica que nacen
de las convicciones de nuestra fe, porque lo que el Evangelio nos enseña tiene
consecuencias en nuestra forma de pensar, sentir y vivir. … No se trata de
hablar tanto de ideas, sino sobre todo de las motivaciones que surgen de la
espiritualidad para alimentar una pasión por el cuidado del mundo. (216)
Si
«los desiertos exteriores se multiplican en el mundo porque se han extendido
los desiertos interiores»,
la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior. … Les
hace falta entonces una conversión ecológica, que implica dejar
brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones
con el mundo que los rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de
Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional
ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. (217)
Para
realizar esta reconciliación debemos examinar nuestras vidas y reconocer de qué
modo ofendemos a la creación de Dios con nuestras acciones y nuestra
incapacidad de actuar. Debemos hacer la experiencia de una conversión, de un
cambio del corazón». (218)
Sin
embargo, no basta que cada uno sea mejor para resolver una situación tan
compleja como la que afronta el mundo actual. Los individuos aislados pueden
perder su capacidad y su libertad para superar la lógica de la razón
instrumental y terminan a merced de un consumismo sin ética y sin sentido
social y ambiental. A problemas sociales se responde con redes comunitarias, no
con la mera suma de bienes individuales (219).
En
primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del
mundo como un don recibido del amor del Padre, que provoca como consecuencia
actitudes gratuitas de renuncia y gestos generosos aunque nadie los vea o los
reconozca. (220)
Dios
ha creado el mundo inscribiendo en él un orden y un dinamismo que el ser humano
no tiene derecho a ignorar. Cuando uno lee en el Evangelio que Jesús habla de
los pájaros, y dice que « ninguno de ellos está olvidado ante Dios » (Lc 12,6),
¿será capaz de maltratarlos o de hacerles daño? (221)
IV. Gozo y paz
La
constante acumulación de posibilidades para consumir distrae el corazón e
impide valorar cada cosa y cada momento. … La espiritualidad cristiana propone
un crecimiento con sobriedad y una capacidad de gozar con poco. Es un retorno a
la simplicidad que nos permite detenernos a valorar lo pequeño, agradecer las
posibilidades que ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos ni
entristecernos por lo que no poseemos. (222)
Quienes
disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y
allá, buscando siempre lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar cada
persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple.
(223)
Muchas
personas experimentan un profundo desequilibrio que las mueve a hacer las cosas
a toda velocidad para sentirse ocupadas, en una prisa constante que a su vez
las lleva a atropellar todo lo que tienen a su alrededor. Esto tiene un impacto
en el modo como se trata al ambiente. Una ecología integral implica dedicar
algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para
reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para
contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya
presencia «no debe ser fabricada sino descubierta, develada».
(225)
Una
expresión de esta actitud es detenerse a dar gracias a Dios antes y después de
las comidas. Propongo a los creyentes que retomen este valioso hábito y lo
vivan con profundidad. Ese momento de la bendición, aunque sea muy breve, nos
recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida, fortalece nuestro sentido de
gratitud por los dones de la creación, reconoce a aquellos que con su trabajo
proporcionan estos bienes y refuerza la solidaridad con los más necesitados. (227)
V. Amor civil y político
Jesús
nos recordó que tenemos a Dios como nuestro Padre común y que eso nos hace
hermanos. … so es posible amar a los enemigos. Esta misma gratuidad nos lleva a
amar y aceptar el viento, el sol o las nubes, aunque no se sometan a nuestro
control. Por eso podemos hablar de una fraternidad universal. (228)
El
amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y
se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. … El
amor social es la clave de un auténtico desarrollo: «Para plasmar una sociedad
más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor en la
vida social –a nivel político, económico, cultural–, haciéndolo la norma
constante y suprema de la acción». (231)
VI. Signos sacramentales y descanso celebrativo
Los
Sacramentos son un modo privilegiado de cómo la naturaleza es asumida por Dios
y se convierte en mediación de la vida sobrenatural. ... La mano que bendice es
instrumento del amor de Dios y reflejo de la cercanía de Jesucristo que vino a
acompañarnos en el camino de la vida. …Para la experiencia cristiana, todas las
criaturas del universo material encuentran su verdadero sentido en el Verbo
encarnado, porque el Hijo de Dios ha incorporado en su persona parte del
universo material, donde ha introducido un germen de transformación definitiva.
(235)
La
ley del descanso semanal imponía abstenerse del trabajo el séptimo día «para
que reposen tu buey y tu asno y puedan respirar el hijo de tu esclava y el
emigrante» (Ex 23,12). El descanso es una ampliación de la mirada
que permite volver a reconocer los derechos de los demás. Así, el día de
descanso, cuyo centro es la
Eucaristía, derrama su luz sobre la semana entera y nos
motiva a incorporar el cuidado de la naturaleza y de los pobres. (237)
VII. La
Trinidad y la relación entre las criaturas
Para
los cristianos, creer en un solo Dios que es comunión trinitaria lleva a pensar
que toda la realidad contiene en su seno una marca propiamente trinitaria. (239)
Las
Personas divinas son relaciones subsistentes, y el mundo, creado según el
modelo divino, es una trama de relaciones. … Esto no sólo nos invita a admirar
las múltiples conexiones que existen entre las criaturas, sino que nos lleva a
descubrir una clave de nuestra propia realización. Porque la persona humana más
crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando
sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las
criaturas. (240)
VIII. Reina de todo lo creado
María,
la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo
herido. .. En su cuerpo glorificado, junto con Cristo resucitado, parte de la
creación alcanzó toda la plenitud de su hermosura. Ella no sólo guarda en su
corazón toda la vida de Jesús, que «conservaba» cuidadosamente (cf Lc 2,19.51),
sino que también comprende ahora el sentido de todas las cosas. Por eso podemos
pedirle que nos ayude a mirar este mundo con ojos más sabios. (241)
Junto
con ella, en la familia santa de Nazaret, se destaca la figura de san José. ...
En el Evangelio aparece como un hombre justo, trabajador, fuerte. Pero de su
figura emerge también una gran ternura, que no es propia de los débiles sino de
los verdaderamente fuertes, atentos a la realidad para amar y servir
humildemente. Por eso fue declarado custodio de la Iglesia universal. Él
también puede enseñarnos a cuidar, puede motivarnos a trabajar con generosidad
y ternura para proteger este mundo que Dios nos ha confiado. (242)
IX. Más allá del sol
Oración
por nuestra tierra
Dios
omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
Oración
cristiana con la creación
Te
alabamos, Padre, con todas tus criaturas,
que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura.
Alabado seas.
que salieron de tu mano poderosa.
Son tuyas,
y están llenas de tu presencia y de tu ternura.
Alabado seas.
Hijo
de Dios, Jesús,
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María,
te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado.
Alabado seas.
por ti fueron creadas todas las cosas.
Te formaste en el seno materno de María,
te hiciste parte de esta tierra,
y miraste este mundo con ojos humanos.
Hoy estás vivo en cada criatura
con tu gloria de resucitado.
Alabado seas.
Espíritu
Santo, que con tu luz
orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien.
Alabado seas.
orientas este mundo hacia el amor del Padre
y acompañas el gemido de la creación,
tú vives también en nuestros corazones
para impulsarnos al bien.
Alabado seas.
Señor
Uno y Trino,
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud
por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos
con todo lo que existe.
comunidad preciosa de amor infinito,
enséñanos a contemplarte
en la belleza del universo,
donde todo nos habla de ti.
Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitud
por cada ser que has creado.
Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidos
con todo lo que existe.
Dios
de amor,
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.
muéstranos nuestro lugar en este mundo
como instrumentos de tu cariño
por todos los seres de esta tierra,
porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.
Ilumina a los dueños del poder y del dinero
para que se guarden del pecado de la indiferencia,
amen el bien común, promuevan a los débiles,
y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando:
Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz,
para proteger toda vida,
para preparar un futuro mejor,
para que venga tu Reino
de justicia, de paz, de amor y de hermosura.
Alabado seas.
Amén.